Imagínense un país apagado hasta 10 horas diarias, durante 11 meses seguidos. Entre el 2 de marzo de 1992 y el 7 de febrero de 1993 Colombia padeció un racionamiento eléctrico, que fue popularmente llamado como el apagón.
Sobre esta historia y la importancia de que el sistema eléctrico sea «polígamo» para que esta situación no se repita, hablamos con Manuel Maiguashca, vicepresidente financiero de Cerrito Capital y viceministro de Energía entre 2003 y 2009 quien además nos contó cómo este evento transformó el sistema energético colombiano, llevándolo de la precariedad a convertirse en uno de los más confiables y reconocidos de la región.
Te dejamos varios puntos importantes para que entres en contexto antes de escuchar este episodio.
1. El apagón nos dejó lecciones valiosas: “Éramos un poquito monógamos y en este sistema necesitamos ser un poquito polígamos”. Maiguashca resalta cómo la falta de diversidad en fuentes de energía y la dependencia excesiva de lo hídrico agravaron esta crisis. Esto impulsó un cambio estructural en el sector.
2. Transformación institucional: Las leyes 142 y 143, creadas tras el apagón, fueron clave para profesionalizar y despolitizar el sector eléctrico. Según Maiguashca, “estas leyes garantizaron que el regulador fuera técnico e independiente, alejando las decisiones de la pasión política”.
3. Avanzamos en cobertura: En 30 años, Colombia pasó de una cobertura eléctrica del 74% a más del 97%. Esto fue posible gracias a la planificación, el mercado mayorista de energía y el fortalecimiento de instituciones como la Creg y la Upme.
4. La importancia de la confiabilidad: Maiguashca nos cuenta cómo el cargo por confiabilidad asegura que siempre haya energía disponible, incluso en eventos extremos como fenómenos de El Niño: “En Colombia, en su peor momento, juzgamos a cada recurso por su capacidad de producir energía en firme”.
5. Hacia una transición energética justa: Aunque Colombia tiene una matriz eléctrica mayoritariamente renovable (80%), Maiguashca advierte: “No podemos apresurarnos; la confiabilidad aún depende de los fósiles. Necesitamos una transición que gradúe bien los tiempos”.
Aunque el apagón de los 90 dejó profundas cicatrices, también impulsó cambios estructurales que posicionaron a Colombia como líder en la región. La diversificación energética, el fortalecimiento institucional y la implementación de subsidios y tarifas solidarias han sido pilares de este éxito. Sin embargo, como señala Maiguashca, el futuro exige paciencia y equilibrio para garantizar que la transición energética sea sostenible y confiable: “Debemos cuidar muy bien nuestro parque térmico; ellos son los que finalmente nos responden”.
Sobre Manuel Maiguashca
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